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En todas las casas españolas hay un rincón de la cocina o el baño en el que se van acumulando medicinas que, pensamos, volveremos a utilizar en un momento dado. Allí descansan todo tipo de analgésicos, antihistamínicos, protectores estomacales o antitusivos, pero también antibióticos, retrovirales o aquellas pastillas que te recetaron hace una década cuando sufriste una grave intoxicación alimentaria.
Si, años después, crees que puedes necesitar uno de estos fármacos ¿es seguro tomarlos? Puede que sí, puede que no. Como explica Beth Skwarecki en ‘Vitals’ las medicinas no caducan de la misma forma que la comida y, a diferencia de ésta, es imposible saber a simple vista si está en mal estado.
Dicho esto, las intoxicaciones por tomar fármacos caducados son tremendamente raras. En los años 60 tres pacientes desarrollaron una enfermedad hepática por tomar unos antibióticos cuyo efecto se había alterado. Se trata de un caso aislado y, en general, los medicamentos caducados no son peligrosos por sí mismos. Ahora bien, no todos envejecen de la misma forma y muchos pueden perder toda su eficacia.
Es difícil estar seguro al 100% de que el fármaco caducado que guardas en casa va a ser efectivo cuando realmente lo necesitas
Las agencias del medicamento describen la fecha de caducidad como el tiempo a partir del cuál ya no se garantiza que el fármaco retenga su identidad, fuerza, calidad y pureza. Esto no quiere decir que una pastilla pase a ser completamente inútil a partir de esa fecha pero, según se aleja de esta, puede ir perdiendo su efectividad. ¿Hasta qué punto?
Según un estudio publicado en el ‘Journal of Clinical Pharmacology’ en 2006, para el que se revisó la efectividad de los medicamentos que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) tiene almacenados para usar en caso de emergencia, el 88% de los fármacos seguían funcionando perfectamente al menos un año después de su fecha de caducidad, con una media de vida útil cinco años superior a ésta.
Hay fármacos que incluso aguantan más. Un lote del antibiótico ciprofloxacina, que se usa para tratar las intoxicaciones por anthrax, seguía siendo eficaz doce años después de haber caducado, y el yoduro de potasio, que se utiliza para tratar a las personas expuestas a la radioactividad, estaba en perfecto estado tras 18 años.
Pero, ¿qué hay del 12% de los medicamentos que sí pierden su efectividad? Es es el problema. Es difícil estar seguro al 100% de que el fármaco caducado que guardas en casa va a ser efectivo cuando realmente lo necesitas. Los autores del estudio fueron claros: “Muchos medicamentos puede utilizarse pasada la fecha de caducidad, pero este periodo de estabilidad adicional es muy variable”. No solo en función del tipo de medicamento, sino también de las condiciones en que se ha almacenado.
No tiene importancia que tomemos un fármaco que ha perdido su eficacia si, por ejemplo, tenemos un simple resfriado –simplemente no aliviaremos los síntomas–, pero puede ser un problema si sufrimos un ataque para el que necesitamos un fármaco que ya no es lo que era.
La epinefrina –más conocida como adrenalina–, es, por ejemplo, un medicamento que pierde gran parte de su efectividad al superar su fecha de caducidad. Y teniendo en cuenta que al sufrir un ataque anafiláctico su aplicación supone la diferencia entre la vida y la muerte más nos vale tenerlo en fecha.
No es el único fármaco que deberíamos eliminar pasada su fecha de caducidad. Los especialistas de ‘eMedExpert’ recomiendan remplazar todos aquellos fármacos de estrecho margen terapéutico: aquellos que, para ser efectivos, deben tomarse en una dosis exacta, porque si se toma menos no hacen efecto y si se toma más de esa cantidad se convierten en tóxicos. En estos medicamentos, una pequeña disminución de las actividad farmacológica puede provocar graves consecuencias para los pacientes. Son los siguientes:
Aunque, como hemos visto, algunos antibióticos conservan su efectividad durante mucho tiempo, su utilización una vez caducados pueden incrementar la resistencia a estos, máxime teniendo en cuenta que, si conservas este tipo de fármacos, es porque no has seguido el tratamiento correctamente.
Y una última cosa. Cuando hagas la limpieza de tu botiquín –algo muy recomendable–, no tires los medicamentos a la basura convencional: se trata de compuestos muy contaminantes, tanto para las personas, como para el resto del medio ambiente. En todas las farmacias hay contenedores SIGRE (Sistema Integrado de Gestión y Recogida de Envases) donde puedes eliminar tus fármacos con la seguridad de que se reciclarán como es debido.